Decíamos ayer...
Ultimé con Granada en castellano y así pretendo iniciar de nuevo en
Pimpiruladas. No, no he recuperado el “xeitu” ni los micro relatos perdidos,
pero tampoco quiero disipar el contacto con vosotros. Por ello, aunque
espaciaré más mis entradas; no obstante, algo seguiré publicando. Gracias a
Rosa, Tania, Pilara, Carulina, Taresa, Alvarina, Antón, Dionisio, Xosé Lluis,
María Antona, Palmira, Lulo, Nel, Miercedes y otros amigos por vuestro apoyo y por
haber seguido visitando mis blogs.
Que mataron al poeta,
que llora sangre
Granada,
sobre una fosa
secreta,
al pie de Sierra
Nevada.
Entre Alfacar y
Viznar,
resolvió su mala suerte,
finar en un olivar,
de verde vino la
muerte.
Verde que te quiero
verde,
verde que ya no te
quiero,
cuando la vida se
pierde,
si la sesga un
pistolero.
Compadre te cambio
ahora
tu fusil por mi
poema,
una oferta seductora,
de razón y de
alhucema.
Que si la veda o la
Ceda,
que no surgió De los
Ríos,
que si muera el que
transgreda,
¡qué libres los
albedríos!
Braman versos las
entrañas
de esa tierra
granadina,
denunciando las
hazañas
de aquella gente
mezquina.
En ese infame verano,
su cuerpo se
descalabra,
callaron al ser
humano;
pero, nunca, su
palabra.
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