
El fuego abrasador es provocado,
es la llama que arrasa el occidente,
el miedo que se instala en tanta gente,
un drama cada año reiterado.
Calcinan Valledor y su legado,
soporta el campesino diligente:
secuela y egoísmo del demente
que en bruno torna el verde Principado.
Queman casa y escuela en San Martín,
arruina el etnográfico museo,
las flamas se vislumbran en Morcín,
en Cangas, en Miranda y en Tineo.
Castigo al responsable y pronto fin,
que nunca se repita es mi deseo.