Río
Duero, río Duero,
ballesta
de verso y Soria,
bañas
de Castilla el cuero,
sus
alamedas e historia.
Ventanal
de San Saturio,
sobre
tus aguas rizadas,
donde
el bullicio es injurio,
y
las palabras, forzadas.
Donde
paseó el poeta,
donde
el pedregal subía,
donde
la dicha es completa
y
siempre es excelso el día.
Allí
el olmo es el monarca,
entre
iglesias y palacios,
tótem
ajeno a la parca,
el
señor de estos espacios.
Es
Soria pura y Numancia,
es
el Duero, es el poema,
de
quimeras, la alternancia,
tierra
de belleza extrema.
Rio
Duero, Río Duero,
eres
de Soria, una alhaja,
del
destino, compañero,
y de esa vida que ultraja.