Como-y prometiera a Marga una en castellán
pa los sos ñetos ya agora vien a cuentu por culpa qu’Ángeles sacara esta tema,
pos vamos asoleyar una caxigalina d’un gatu maragatu…
Estuve en
León un día
y vi un
gato maragato
de la
Maragatería.
En
aquella tarde fría,
jugaba
con un zapato
de una
gran zapatería.
Luego,
del escaparate,
vigilante
se entendía,
con
mirada de magnate.
Sin caer
en disparate,
esquivando
se movía,
afinando
en el regate.
Inaudita
sensación,
observar
tras los cristales
esa
representación.
Era tal
su distinción
y tan
finos sus modales
que
causaba admiración.
De
soslayo era ese evento
marchando
entre vidrio y cuero,
ni
siquiera un aspaviento
se atisbó
en ningún momento,
pues con
porte lisonjero,
se retiró a su aposento.
En tan
sólo unos instantes
nos dejó
a todos perplejos,
sus
garras, cual de rampantes,
cimbreaban
los estantes;
pasmados
de sus reflejos,
quedamos
los viandantes.
A veces,
en esta vida,
algo
simple nos divierte,
resultando
entretenida
cualquier
cosa acontecida,
descubriéndola,
con suerte,
no pasará
inadvertida.
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