Lluis de Turiellos

Y un poeta orixinal, que ye una categoría a parte que dexa güelga propia nel camín de les lletres, que yá ye abondo. (Munches gracies, Lluis)

martes, 7 de agosto de 2018

La Antigua


     Almuerzo ellí onde s'allugaron hai cuantisimayá los pozos de xelu de la Villa y les cais aínda te falen d’aquella dómina. Nel llugar nel que Julio da parola ya emburria la sorrisa. Ellí onde Raúl  igua los churros y les porres por ensalmu. Entro'l postreru y salgo'l primeru, anque enxamás m’escalda lo que fierve…


 Me pescaron cuatro churros,
que he almorzado con deleite,
ingiriendo sus susurros,
los susurros del aceite.

Como estaban tan calientes,
me han calcinado la lengua,
rieron otros clientes,
esa ignición que ya mengua.

Me fui ignorando sus risas,
sus chaquetas y corbatas,
sus diligencias sumisas
y sus mentes insensatas.

De esa manera, una porra,
me refrenda tal efecto,
sin que nadie me socorra
y es que confieso al respecto

que me agrada cuando queman,
que me repele lo tibio,
que me repugna que teman,
si rechazan el alivio.

Es símil mi desayuno,
un tentempié extrapolable,
sé que a veces importuno
al bufón y al miserable.

Mas ese es mi día a día,
de esta mi existencia exigua,
me almuerzo con poesía,
porra y ardor de La Antigua.

En el Madrid de la magia,
donde nadie allí destaca,
ni distingue la aerofagia,
en la calle de Apodaca.

Es Raúl el alquimista,
el que produce el milagro,
 dejando la rosca lista
y aminorando el deflagro.

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