Lluis de Turiellos

Y un poeta orixinal, que ye una categoría a parte que dexa güelga propia nel camín de les lletres, que yá ye abondo. (Munches gracies, Lluis)

jueves, 19 de abril de 2018

GARDEL


     La que toca en castellán va dedicada al mio mui emponderáu primu carnal, Manuel Llano, posesor de la meyor coleición de discos de tangos d’esi universu que mentamos…


¿Qué importa donde naciera,
un hijo de planchadora?,
¿qué importa donde pariera,
la humilde trabajadora?

Si cuando vino de Francia
no llegase a ser Gardel,
después de su infancia rancia
con rumbo a un destino cruel.

Pero trastocó el programa
a base de trabajar,
ganándose bien la fama
por su modo de cantar.

Ese modo alcanzó el don
y ya no le dio la espalda,
llenó el tango el corazón
y aquel teatro Esmeralda.

El don produjo el milagro
allá por el 17,
después devino el consagro
y una vida que promete.

Tras aquella “Noche triste”,
que aportara letra a “Lita”,
el repertorio resiste,

mas la gloria precipita.

Llegó la Tangomanía
y el primer viaje a Europa,
del arrabal, melodía,
y diez años, viento en popa.

Surgió de nuevo la gira
y en París, bajo su cielo,
al mundo ya importa: “Yira…”
con su voz de terciopelo.

El éxito fue rotundo
y se refrendó incesante,
viajó por todo el mundo,
se hizo leyenda el cantante.

El sol que luce Argentina
resplandeció con su verso,
no sólo en tierra latina,
sino en todo el universo.

Fue barítono y tenor,
versátil y sinigual,
del tango el amo y señor,
tras Medellín, inmortal.

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