¿Qué conocen de Góngora y Quevedo,
esos que descomponen hoy en día?,
que dicen escribir en poesía
y son los señalados con el dedo
del que engaña al lector con el enredo
que se pierde por la cuaderna vía,
monorrima razón de antología
que contagia infeliz en su degredo.
Por esa infamia atroz huyen las musas:
porque se mercadea con un verso
que libra estrofas ya patidifusas,
porque se cree poeta el más adverso,
porque de nada valen las excusas
cuando ese corolario es tan perverso.
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